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lunes, mayo 17, 2010

Borgismos

Os dejo uno nuevo.

Y una cosa del blog de Repronto
, donde se pregunta si Helen Lindes es boba o se lo hace. Mi tesis es que se lo hace, que las guapas se hacen las tontas para poder sobrevivir a la envidia. Es como lo que hacía Miguel Mihura, que cada vez que tenía un éxito teatral, se inventaba una enfermedad.

8 comentarios:

Lucia dijo...

Casi todas las mujeres sobrevivimos mejor a la envidia si nos hacemos las tontas.

Nos vemos en Benidorm!!

Edu Galán dijo...

Me llevas al darwinismo, Nixon. Ella es boba porque no necesita ser inteligente. Ya es guapa, ya consigue lo que quiere con esa habilidad y se aferra a ella cual miss a su título. ¿Para qué más?

Y, claro, la otra dirección: es más probable que un científico sea feo.

Darwinismo, se llama,

Anónimo dijo...

se puede hacer una la tonta pero sin necesidad de ser del pp, en conclusión es tonta del culo

Anónimo dijo...

Permíteme una vez más, ya que creo haber puesto el enlace anteriormente en los comentarios de este blog...

El mito de la envidia

http://www.elpais.com/articulo/opinion/mito/envidia/elpepiopi/19800620elpepiopi_9/Tes/

Anónimo dijo...

Y como decía Groucho...

No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo Fran..., es como eso que también decía... bebo para hacer más interesantes a los demás..., ¿me hago la tonta para...?

Carolina Pataleta dijo...

Estoy un poco con Edu Galán... pero... no sé.

Una tía buena impone mucho, ¡imagínate que encima sea lista! Los tíos se acojonarían y no le entrarían en la vida. Por eso se hacen las tontas. Digo yo...

Francisconixon dijo...

Ya sé que si puedes sacar un 9 sin estudiar para qué esforzarte por sacar un 10, pero insisto, se lo hace.

Anónimo dijo...

Espero que a Ferlosio no le importe... de su libro "Vendrán más años malos y nos haran más ciegos."

"A ninguna palabra se le pide ya ningún otro orden de verdad que el que pueda pedírsele a la hora. La verdad que se pide a los relojes consiste en que cada uno de ellos diga la hora que están diciendo los demás. Cuál tiene que ser ésta, es algo arbitrariamente convenido. Pero en la misma medida en que la exigencia de verdad se ha reducido a esto, tanto más poderosa y prepotentemente se afana en exigirlo. Por eso a lo que se atiende es a la fisonomía y el aspecto externo de una frase, al aire de familia de un decir, a su valor de gesto en un determinado código de convenciones, como las caracterizaciones del vestido, por las que cada cual suele vestirse -o disfrazarse- de aquello por lo que quiere ser tomado, del tipo por el que quiere pasar, del personaje que desea representar. El que no quiere ser tomado por algo que desprecian o reprueban aquellos a quienes quiere agradar o por quienes desea ser aprobado y aceptado se guardará muy bien de decir una palabra que sea característica de aquellos por los que no desea ser tomado. Tener ideología no es tener ideas. Éstas no son como las cerezas, sino que vienen sueltas, hasta el punto de que una misma persona puede juntar varias que se hallan en conflicto unas con otras. Las ideologías son, en cambio, como paquetes de ideas preestablecidos, conjuntos de tics fisionómicamente coherentes, como rasgos clasificatorios que se copertenecen en una taxonomía o tipología personal socialmente congelada. Sólo hay unos cuantos tipos de persona, y cada cual desea ser reconocido por aquellos a quienes pertenece. Ésta es la única función de las ideologías; y las ideas, encerradas en paquetes tales, se ven supeditadas a ese único y tristísimo papel."