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martes, julio 21, 2009

El mundo es ancho y ajeno.


Un amigo me ha mandado un mail que reproduzco en parte (con su permiso) por lo que pueda servir para la reflexión, sin ánimo de polemizar.

"Hay una desinformación ALUCINANTE.

El otro día tuve una discusión bastante agria con mi pandilla de arquitectura en casa de un amigo. Todos ellos son melómanos, van a conciertos (ya no tanto, son padres), compran discos, leen prensa, prensa musical también, esto es, se suponen que están informados.

Están convencidos de que:

1. El negocio de la música va de puta madre: los conciertos están abarrotados. Hay más público que nunca, se gana dinero con los conciertos.
2. Se venden más discos que nunca. (Alucinante, incapaces de reconocer que la Fnac sólo dedica media planta a música, y va a menos)
3. La SGAE son unos ladrones.
4. Si no triunfas es porque no eres bueno. (Un clásico. Ellos, arquitectos, dan clases en la universidad porque no tienen buenos encargos. ¿Por qué no son Norman Foster?)
5. La música española es una bazofia. (Otro clásico provinciano)"

Y para terminar, una fábula.

"Unas ranas vivían en un pozo situado en el jardín de un monasterio. Un día un monje, sin darse cuenta, sacó a una de ellas con el cubo. La rana se dio un paseo por el jardín y luego consiguió introducirse de nuevo en el pozo. Y dijo la rana a sus compañeras: "El mundo es más grande de lo que imaginábamos. Alcanza hasta las paredes del monasterio."

12 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Desinformación o ignorancia?

En lo que a ese texto se refiere, es un dos claro...

Anónimo dijo...

El proiblema de este país es que todo el mundo tiene que opinar.
DOnde están los papeles de la paella? pues lo mismo con la música todos tienen que aportar lo suyo, anonimamente o creando un blog para hacer sus propias críticas, así todo el mundo tiene su momento de protagonista que es lo que importa.

SEVEN ELEVEN dijo...

Al anónimo uno:
Precisamente lo que dice el post es que a esta gente se supone que les llega la información, porque se molestan en buscarla, PERO lo que les llega es información errónea, por lo tanto es desinformación.
Por otro lado ¿Qué es lo que es un dos? ¿Es una calificación? ¿Es que esto es una competición? ¿O quieres que analicemos sintácticamente tu comentario, a ver qué nota tienes tú?

Al anonimo dos:
Aquí no se dice que la gente opine, sino que "está convencida" de una realidad que no existe, porque los medios divulgan noticias que respaldan esa ficción.

Que parece que haya que explicároslo todo. O bien sois el mismo anónimo. A ver si os identificais, leche.

Anónimo dijo...

Hombre de even eleven a decir anonimo no hay mucha distancia. En todo caso soy anonimo 2
Lo que dices es cierto, pero lo de que todo el mundo tiene que opinar también, que los perioidistas busquen desacreditar a los músicos, de acuerdo, puesto que son profesiones parecidas, solo que el músicohace y el otro espera sentado a ver lo que hace.
Lo de que la gente opina es porque el que no sabe de medicina no crea un blog sobre enfermedades.

Jaime, un fan desde Sevilla dijo...

La gente crea blogs de lo que le salga de las narices, que eso es lo bueno que tiene internet, que aqui todos podemos opinar...mientras no se insulte.
De todas formas hay que opinar pero tambien escuchar y tener espiritu crítico con la información que se consigue.
...que todos tenemos razon vaya!!

jm dijo...

dios, los arquitectos somos lo put*peor... y en pandilla ya es la monda

la señorita rottenmeier dijo...

Que gran idea!
Un blog sobre enfermedades... y si pueden ser inventadas mejor!

Anónimo dijo...

si claro si encima nos ponemos a hablar la democratiación que supone internet fliparias la cantidad de cosaspor las que los sellos y grupos pequeños han salido perdiendo. Esa es otra de las grandes mentiras.

Señor Insustancial dijo...

las opiniones son como los culos: todo el mundo tiene uno.

El problema es que no todos los culos son interesantes ni pueden o deben tenerse en cuenta.

No entiendo como es posible que un país donde una gran parte de la población se vanagloria de no leer, no ir al cine o no escuchar música puede levantar unos debates tan encendidos sobre la cultura desde tan diversos frentes. Es completamente absurdo y digno de ser mirado tranquilamente por el ojo clínico de un psiquiatra colegiado. Un psiquiatra con un título extendido por una universidad a ser posible porque, otra cosa que este país debería mirarse, es su capacidad para admirar a cualquier idiota que afirma sin sonrojo "haber estudiado en la mejor universidad de todas, la de la vida" o peor "en la Universidad de la calle".

Sobre el tema de la cultura "made in spain" solo diré que es un debate absurdo lleno de frases hechas y párrafos completos arrancados de lugares tan sombríos como Intereconomía, Libertad Digital, la COPE o las páginas de otros periódicos del mismo palo y que se persigue a cualquiera que diga eso de "joder, pues a mi me parece que a lo mejor podíamos pagar uno o dos euros por cada disco" como si fuera Satán o con la misma saña que si estuviera a sueldo de la SGAE...es más, se le persigue con la misma saña que si hubiera estado a sueldo del Moscú stalinista.

A mi más que razones me parecen nada más que argumentos para limpiar nuestras conciencias de lo que es esencial: no pagar por los discos, no ir jamás a conciertos, no abrir un libro en meses o, peor, ser unos burros redomados que se creen que están a la última por haberse apuntado a ese chanchullo barato de la 2.0 y a sus finústicos argumentos...

Vaya, ya me he soltado el pelo demasiado. Me vuelvo al pozo.

La Rata Marcelina dijo...

ni cope ni copa ni copete
aquí no se salva ni el tato
desde el sociata 'el país'
(increíble, se tira piedras contra su propia editorial con tal de joder a la sgae)
hasta la gacetilla de barrio:
todo es desinformación,
leyenda urbana.
al fin lo hemos logrado.

akairis dijo...

bueno, suerte que no se queria polemizar con el tema...

Eleven Seven dijo...

10 de abril

Ministra

A mí me gustan las ministros de Cultura a lo Malraux, aunque no restauren edificios ni construyan centros cívicos. Me basta que hablen con coherencia y gracia, y que sean capaces de insertar una cita en sus discursos respetando el tempo, como en un olé. Me gustó Semprún, por ejempo, que supo dar con el adjetivo justo («visionario») sobre Pasqual Maragall. Un ministro de Cultura en los países literarios como España es muy importante: se necesitan destellos líricos, como nardos, para convencer. En los países hispanoamericanos hay (o había) la tradición de nombrar embajadores a los poetas. Es muy acertada cuando flaquea el álgebra, la i+d+i=x. En España un ministro de Cultura es un embajador. Primero en la propia España, ya que, por la aberración nacionalista, no hay cultura española sino sevillana, toledana y tarraconense. Y luego en el mundo, voceando versos: para eso sería importante que el Instituto Cervantes dependiera de Cultura y no de Asuntos Exteriores, como ahora depende en un ejemplo más de nuestro absurdo estructural. Dada la peculiar importancia ibérica del ministerio de Cultura no choca que el presidente quisiera suprimirlo, aunque a última hora se arrepintiese y nombrase a la señora González-Sinde. No la conozco y no sé qué opina de Malraux. La impresión dominante es que la acusan de haber vivido del cuento, es decir, de la subvencion, porque se dedica a hacer películas de taquilla ruinosa. Quizá. Ahora bien: es pintoresco que la acusen de ello los intelectuales orgánicos del cuento, esa internáutica masa (masilla, juntura de listillos) inculta y matona que no sólo roba (lo que es perfectamente natural en su clase), sino que pretende que le reconozcan el mérito. En España, que comparte con Somalia el liderazgo de la piratería (indoor en nuestro caso), se produce un extraordinario fenómeno: siendo el país de Gallito y Belmonte, de Ortega y Gasset y de las cien guerras civiles la reivindicación de la vida gratuita (en todos y cada uno de los sentidos profundos de la gratuidad) une a las guerrillas urbanas de la derecha y de la izquierda, en una suerte de fiera transversalidad de caraduras, condenados expertos en la descarga de la inteligencia ajena.

La ministra ha venido al mundo desde unas posiciones nítidas sobre el robo con nocturnidad. Mi deseo es que las exponga con vehemencia y que, sobre todo, no se deje embalsamar por el Presidente, buen negociador entre nadas. La ministra afronta un problema que es policial y jurídico, pero sobre todo intelectual. Un problema que empieza en los predios del ministro Gabilondo y del que ella recoge su mayoría de edad. Esa savia nueva y bruta para el viejo vicio español de la humillación de la inteligencia.

A. E.