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miércoles, enero 09, 2008

Gaston Leroux


Estas navidades me he leído "El misterio del cuarto amarillo" de Gaston Leroux. Siempre había oído hablar en las novelas de las situaciones tipo "cuarto amarillo" en las que se comete un crimen en una habitación cerrada a cal y canto, sin saberse cómo pudo el asesino entrar o salir. La solución de Gaston es un poco chorra, pero se le considera un precursor. Ah, también es el autor de "El fantasma de la ópera".

Casualmente en el Babelia del pasado sábado, Savater hizo una reseña sobre varios autores policiacos y comentaba que este pieza primero fue periodista, luego recibió una herencia que le hubiera permitido vivir de las rentas toda su vida pero la perdió enterita una noche en una partida de cartas, y después de semejante triunfo se hizo novelista. A lo Dostoievsky, olé sus cojones.

P.D: Con lo del Fantasma me he vuelto a acordar de "El fantasma del Paraíso", hacía mucho que no pensaba en esa peli. La vi de muy pequeño y no entendía nada, y cuando matan al tipo con el rayo me quedé pallá.

5 comentarios:

C. dijo...

¡Vaya, dos de mis debilidades juntas en un post! El fantasma del Paraíso es una de mis pelis favoritas (y también me la hacía, desodorante en mano, saltando por toda la casa - como con lo de Angela Carrasco en Jesucristo Superstar). ¡Y Discos Muerte tiene el mejor logo del mundo!
Dostoyevski es Dios.
Feliz Año, Fran.

Francisconixon dijo...

Me he fijado esta vez, el logo de Death Records es increíble, sabías que tuvieron que retocarlo todo después de grabado porque Swan Records estaba registrado por Led Zeppelin? Feliz año para ti también, Cris.

Anónimo dijo...

¡La película visualmente es impactante! Mi profesora de Historia del Arte decía que Brian de Palma era un Manierista.
Triángulo de Amor Bizarro utilizó ese logo en sus camisetas. La verdad es que un buen diseño es eterno.

El Malvado Ming dijo...

Pardiez, ayer mismo encargué en Paraiso el libro de Leroux. Que casualidad.

Alan dijo...

No me extraña que la solución de Leroux sea un poco chorra. En El fantasma de la Ópera también había muchas cosas que no encajaban, como explica Frederick Forsyth en "El fantasma de Manhattan".